Se cierran los cielos, se abren las piernas.
Se apagan las luces, se enciende el placer.
Las nubes son grises, pero están lejos y tristes.
Yo en cambio, estoy feliz, contigo, dentro de ti.
No estoy enamorado, quizá sediento y agotado.
Pero tengo reservas para más, ya no quiero parar.
Volvemos al principio, cómo saltar entre precipicios.
Todo sigue y nada acaba.
Ya no hay final, ya no hay desquicios,
vuelve a apoyar la cabeza en la almohada.
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