lunes, 8 de julio de 2013

Descripción.

Sus orejas eran pequeñas, pero proporcionadas, con ellas podía oír los secretos que le contaba al oído, muy de cerca. Eran suaves, cómo toda su piel, su pelo era rojo y llamativo, cómo la sangre, largo, liso, recto e interminable, cómo el horizonte desde el centro de un océano, me sentía perdido en él. Sus cejas dos rastros de espuma de los que dejan los veleros al surcar el mar. Dos soles fueron sus pómulos, levantándose cada vez que sonreía y encendiéndose cuando algo la sorprendía. Su barbilla la proa del barco más bonito, desde la cual, si miras abajo, verás el mejor paisaje. Pasando por su cuello, con una simple curva bella y fácil de intuir, podrías nunca hallar la salida. Por eso has de subir de nuevo a sus pestañas, que con libertad hacen de marco para sus pupilas, dos pozos negros en los que la pasión te atrapa y has de escapar para acabar en su boca. Su boca son dos labios carnosos, rosas y húmedos, que ocultan una lengua, que te deja sin habla. 

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