lunes, 8 de julio de 2013

Reflejos.

Sentado en la acera, mientras escupía las cáscaras de una pipa miré en el reflejo del escaparate y la vi a mi espalda. Me hice el despistado y volví a mirar serio al suelo de la calle, para hacerme el sorprendido cuando ella me sobresaltara. Pasaron unos segundos y no resistí la tentación de girarme. No había nadie, me había vuelto a equivocar otra vez, lo que había visto en el escaparate era un maniquí. Me volvió a engañar mi mente, mis ganas de verla de nuevo. Frustrado me levanté de la acera y me fui, hacía media hora que habíamos quedado en ese lugar, no aparecería. Me olvidaré de ella, pensé.

...

El trabajo es lo peor, nunca sabes a qué hora puede acabar, terminé y salí corriendo, llegaba tarde a mi cita. Cuando llegué le vi de lejos, estaba tan guapo cómo siempre, sentado en una acera, escupiendo pipas contra el suelo. Me puse detrás para sorprenderle pero el me miró por el reflejo del escaparate de enfrente y se quedó muy serio, apartó la vista. Me quedé confusa, esperé unos segundos a que dijera algo, pero permaneció impasible mirando al suelo, sin pensarlo demasiado me giré y me fui, supongo que esa fue su forma de decirme adiós.

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