Abre la puerta con una mano, con la otra sostiene un candelabro que ilumina levemente la madera roída por los años de la antigua mansión que una vez perteneció al abuelo de su abuelo. Las paredes están llenas de cuadros al óleo, con un fondo de papel decorativo con patrones barrocos. Las telarañas se acumulan en los techos, la humedad condensa el ambiente. Sillas de madera con respaldos demasiado alargados y mesas excesivamente amplias, sonidos de madera crujiendo, imágenes de un pasado lejano en el olvido.
Deja atrás el gran comedor y llega a las escaleras de caracol que conducen hacia la planta subterránea. Aquí la oscuridad aumenta y la llama de la vela se acentúa. Siente un soplido en la nuca y se gira, es el abuelo de su abuelo, en un cuadro de la pared, sonriendo alegremente, como si nunca fuera a morir. Vuelve a mirar hacia el interior del cuarto, a sus lados barriles de vino, envueltos en polvo y telarañas, al fondo un marco sin nada en su interior, solo oscuridad. Da unos pasos hacia delante y siente algo blando bajo sus suelas, enfoca la vela hacia abajo para mirar y ésta cae al suelo. Siente un frío intenso y se agacha para cogerla lo más rápido que puede, se ha roto y ya no queda mucho de ella. Comprueba que bajo sus pies solo hay madera, y que todo había sido una rara sensación. Se acerca paso a paso al marco oscuro. Cada paso supone más oscuridad tras de sí, pero no más claridad tras el marco. Llega al borde del marco, en una mano la mitad de una vela a punto de consumirse, con ésta enciende el otro trozo, ahora tiene dos, una la lanza a través de la puerta, pero su luz se extingue de súbito al traspasar el marco, la que tenía en la otra mano la devuelve junto al resto de su cuerpo. Entonces, con delicadeza, mete la mano en la que tiene la vela y ve como se apaga la última luz de su esperanza. Entre tanta oscuridad, siente frío, agobio, impotencia y corre hacia atrás hasta que ve una luz, es una vela en una pared, ¿qué hace una vela en esa pared? la coge y sigue hacia las escaleras, pero no están, mira al fondo y hay un marco de puerta con un interior negro. Sigue hasta el marco, se desespera, se vuelve a girar, vuelve atrás, ve otra pared, con otro marco negro, en un momento se encuentra rodeado de paredes desnudas con portales oscuros. La vela se está a punto de consumir en su mano, se acerca a uno de los marcos negros y siente el frío en su cuerpo, la vela se apaga y él entra por la puerta, al mundo de las sombras. Siente el vacío bajo sus pies, una caída ilimitada, un infinito final entre la negrura más intensa, la muerte.
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