La vida, de chica en chica, de año en año, todo pasa deprisa
cuando miras hacia atrás y cuando miras hacia delante todo se para. Cuando
encuentras a la chica perfecta, con la que quieres estar el resto de tu vida,
la vida se para, porque te imaginas el futuro con ella, pero el futuro va a
hacia a ti y pasa, todo pasa y nada queda. El tiempo se evapora en tus narices.
Y esa chica ya no está, o cambia y no es la misma chica, y entonces el tiempo
se acelera de nuevo, y es como si te hubiesen metido un par de años en una
cámara frigorífica y te despiertan, pero ahora estás tan frío que ya no sientes
nada. Te dicen que es una experiencia en la cual cometerás errores y aprenderás
de ellos y a la vez te dicen que vuelvas a intentarlo, que la próxima será la
buena, aun sabiendo que te volverás a equivocar. Esos errores se acumulan y
acumulan y te hunden cada vez más, y te hacen ver cada vez más negro el fondo
del túnel. Pero nunca deja de haber una pequeña luz, un sutil atisbo de
claridad al fondo, algo que te dice que aun hay posibilidades. Y entonces te
adentras, y es cuando el tiempo se para de nuevo, y es casi seguro que vuelvas
a descongelate antes de morir, es probable que mueras solo, pero siempre
estará esa luz al final, esa luz verde de esperanza que por débil que sea,
llena tu vida, y devuelve el tiempo a su curso normal.
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