sábado, 28 de septiembre de 2013

Saliva.

Trago. Froto mi lengua contra mi paladar de nuevo y la deslizo por mis labios y vuelvo a tragar. Y mi cerebro vuelve a recordar su cuello, se forma un charco bajo mi lengua y vuelvo a tragar. Y no paro de pensar en su cuello, en la parte de atrás de sus orejas, en sus labios y en su clítoris. Y cuando esa imagen aparece en mi cerebro otro charco se vuelve a formar y vuelvo a tragar. No dejo de pensar en que no quiero seguir tragando. Quiero gastar la saliva que genero. Bañarla entera, que su piel absorba el líquido y volver a bañarla en saliva. Me duermo y sueño con ello, despierto y sueño despierto con ello. Y así hasta que lo consigo, paso unas horas tranquilo y vuelvo a tragar saliva. 

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