Hoy, al despertar de la siesta, he tenido, entre legañas, un reflexión subconsciente iluminadora: he pensado que la felicidad es algo a lo que le hemos dificultado el camino con convenciones sociales, y que en realidad para alcanzarla solo hace falta entender que se basa en tres premisas: amar, comer y dormir.
Si podemos hacer o conseguir estas tres, entonces, no podemos quejarnos de no ser felices o de no haber vivido una vida llena. Si nos quejamos es por un inconformismo, nacido, como ya he dicho al principio, de las convenciones sociales. Hoy entre legañas he descubierto mi felicidad.
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