Llevo
escuchando “sé más maduro” desde que tenía unos once años. Pero nadie me
explicó cómo ser maduro, la gente te dice que seas de una manera, pero no te
ayudan a conseguirlo.
Muchos años más tarde pensé en que para ser maduro, primero tenía que saber lo que es ser maduro, y busqué la definición de maduro en la Real Academia Española: prudente, juicioso y sesudo o entrado en años. Y luego encontré la definición de “edad madura” que es la edad comprendida entre el final de la juventud y el principio de la vejez.
En primer lugar la prudencia hace referencia a tener la capacidad de retener tus sentimientos, que desde mi punto de vista sirve para morir por dentro poco a poco. En segundo lugar, ser juicioso hace referencia a calificar a la gente y encasillarla por grupos o categorías, esto es lo mismo que ser prejuicioso pero dicho de una manera mucho más bonita. Y por último, ser sesudo es un sinónimo de cabezón, o tozudo, es decir, que para esta gente las cosas son o blancas o negras.
Por otro lado, en cuando a la referencia a una edad entre la juventud y la vejez, me parece una majadería querer madurar tan pronto. Teniendo en cuenta esta definición, la madurez es simplemente el paso antes de la vejez, querer ser maduro es querer acercarse al final de tus días. Además, después de madurar, las frutas se pudren.
Para concluir, diré que en definitiva, estoy en desacuerdo con la idea generalizada de que madurar es algo positivo. Queda claro entonces que madurar conlleva una serie de consecuencias de las que no se puede escapar.
Por eso creo que debería hacer todo lo contrario a lo que me recomendaron e intentar no forzar el comienzo de la madurez, sino retrasarlo todo lo posible, intentando disfrutar de la falta de miedo de la juventud durante todo lo que me permita el contexto y seguir disfrutando de esta libertad.
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