miércoles, 28 de agosto de 2013

Buscando una línea gris.

Mi corazón, como el de un idiota. Golpea fuerte mi pecho. No por la actividad física que ejerzo, sino por la actividad cerebral mal dirigida. Mis sentidos me hablan claro, pero mi cerebro les interpreta mal. Huelo las cenizas de mi pasado quemadas, veo fuego, siento calor en mi piel, tengo la boca seca y un pitido perfora mis tímpanos con más fuerza que la negrura de la noche en una cueva. Una sensación de no poder hacer nada me está intentando llevar a las tinieblas de la perdición. Pero mi Ego, despierta en mí un poder inmenso, que me catapulta hacia la luz y dejo atrás la oscuridad. Mi boca se humedece, el silencio me abraza, el suelo se reconstruye y es césped verde en el que puedo tumbarme a ver el cielo azul, compruebo entonces que ese intenso ardor ha desaparecido de mi piel, mi corazón late ahora con normalidad, pero ahora el ambiente está frío.

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