domingo, 30 de noviembre de 2014

Para que lo leas

Quiero que te concentres. Escribo para que me leas en voz alta, para que ni tus obsesiones impidan que oigas mis palabras, para que te olvides de "Eso" durante lo que duren estas frases. Te escribo esforzándome para absorberte ya que si pierdo tu atención desaparezco. Te envío estas letras a ti, pero ya me voy, con cosas por decir - que sólo susurraré en tu oído.

Agujero de GUSANO

George era un gusano famoso en su gusuniversidad, tenía amigos en todos los gusacampus. Le encantaba deslizarse por dentro de los agujeros de la tierra y estudiar gusanología. La gusanología es la ciencia que estudia al gusano, lo que para los humanos es la antropología. Era un gusano muy culto a parte de cool. Se interesaba por todos los tópicos, todos le conocían por sus amplios conocimientos. Era feliz. Pero un día vio una película. 
Esa película iba sobre un gusano que iba a la gusuniversidad y conocía a muchos otros gusanos, se hacía famoso, pero llegaba un día en el que se daba cuenta de que sus amigos gusanos solo le querían porque él les pasaba los apuntes de clase. Y recordó que en la realidad, él también le pasaba sus apuntes a sus amigos. Al final de la peli, el gusano protagonista encontraba un amigo de verdad que era más listo que él y no necesitaba que le pasase los apuntes. 
Pero en la realidad no había nadie más listo que él en la gusuniversidad, y George empezó a sentirse solo. Ya no veía a sus colegusanos de la misma forma. Ya no sonreía, dejó de quedar con sus gusamigos, empezó a pasar largos periodos de tiempo aislado y pensando. Se encerraba en casa para escribir cuentos que se asimilaban a la historia que había visto en la película pero con los personajes principales cambiados de especie. Pensaba que así podría contemplarse desde un tercer punto de vista y poder analizarse para entenderse y mejorar como gusano. 
Al releer sus obras se dio cuenta de que no había escapatoria para él, de la verdadera naturaleza del gusano, del egoísmo que le encierra en sí mismo, de la imposibilidad de ser parte del otro. Intentó aceptarlo, pero qué va, ya nunca sería lo mismo. Así que tomó una alternativa drástica, optó por olvidar su pasado. 
Pero un gusano no puede borrar su memoria, debía volver al plan A. "A" de aceptarlo. Pensó que lo más útil sería ser comprensivo con el gusano, entender que las películas son solo ficción, que en realidad esas ideas mágicas que nos introducen en la infancia sobre el amor entre gusanos son inalcanzables. Decidió que eso tenía que cambiar, y se dedicó a escribir historias sobre humanos en las que una vida idílica no existiera y en las que a pesar de los inconvenientes los personajes siempre fuesen felices, tan felices como él mientras escribía estas historias. 

jueves, 27 de noviembre de 2014

Las palabras se esconden

A veces quiero escribir poesía, pero no es poesía si no hay sentimientos. Entonces escribo letras, esperando a que se conviertan en algo más, pero no dejan de ser letras. Y las suspiro, las intento dar vida con mi aliento. Las espiraciones las dirijo desde mis pulmones. Y las letras siguen siendo letras, porque necesitan una brisa más profunda. Aún no lo doy todo por perdido, inspiro buscando el aire más puro para soltarlo desde lo más hondo. Pero el aire ya no es puro, la corrupción ha calado. La realidad es tan espesa como la calada de un puro. Y yo estoy perdido en una espesa niebla de ocultas intenciones. 




miércoles, 26 de noviembre de 2014

El presidente decide...

Todo empieza con una nieta que quiere gastarle una broma a su abuela, una abuela que es beata. La nieta es atea y odia todo lo relacionado con la iglesia y el misticismo, y llama a un canal de televisión para que se hagan pasar por videntes. Les cuenta la vida de su abuela a los productores del canal televisivo y le hacen la broma a su abuela, en directo. La broma está teniendo muy buena tirada, tanto que es el mismo director del canal quién llama a la nieta para rogarle alargar un poco la broma. La nieta acepta y la broma se alarga durante media hora más. La audiencia no para de subir y el director vuelve a llamar a la nieta, deciden hacer una pausa y seguir después de media hora. Todo el país se está riendo de la señora, hasta tal punto que antes de acabar la pausa el director vuelve a llamar a la nieta para proponerle hacer de nuevo la misma broma al día siguiente. En los medios empiezan a ponerle motes a la señora mayor, los fans extraen fragmentos del programa televisado y lo editan para subirlo a Youtube. La nieta empieza a sentirse incómoda con todo esto. El segundo día vuelve a llamar el director y le propone crear un Reality Show. La cifra es bastante importante y deduce que para sus estudios le vendría genial. Acepta de nuevo para crear un Reality que dura medio año. La abuela vive engañada creyendo que una señora que aparece por la tele durante el programa tiene poderes y ve lo que hace, cuando en realidad es todo algo así como el Show de Truman. Acaban incluso poniendo cámaras en las habitaciones. La convivencia de la nieta con la abuela se hace dura y difícil, ella no sabe actuar tan bien y empieza a notársele que sabe que la están engañando. La gente pasa a interesarse por la profundidad de la vida de la señora y empiezan a retrasmitir su vida a las 24 horas. Los productores no pueden arriesgarse y le ofrecen una vivienda nueva a la nieta para vivir, es tan lujosa que la nieta no puede hacer otra cosa que no sea aceptarla. Ponen una sustitua e informan a la anciana de que su nieta se ha hecho unas operaciones estéticas, el momento de la recepción de la noticia es visto por todo el país con agonía e interés. La nieta entonces empieza a tener remordimientos y un día intenta volver a casa de su abuela a contarle la verdad, pero el canal de la tele se había olido este posible intento de revelación de información y tenían preparados a unos mafiosos que la amenazan con quitarle la vida si se vuelve a acercar. La chica corre a su mansión asustada y empieza a elaborar un plan para entrar y avisar a su abuela, quién permanece ajena a todo esto y creyéndose todo lo que le cuentan. Hasta que llega un día por la noche y la nieta se cuela en la casa a hurtadillas, las cámaras están grabando y todo el país ve lo que ocurre, se acerca a la cama y le dice que todo esto es mentira, pero la anciana no cree a su nieta, de hecho piensa que es un fantasma y le da un infarto y muere en el acto. Todo el mundo ha visto como la nieta ha matado a su abuela de un susto. Como nadie sabe si ha sido adrede o no, antes del mismísimo funeral, la meten en la cárcel provisional, ya ha pasado medio año desde que empezó la broma a su abuela. Y al final, cuando ya lleva dos años dentro de la cárcel, llega su abuela y le dice que todo era una broma desde el principio, y entonces a la nieta le da un infarto de verdad y se muere desde el otro lado de las rejas con su abuela delante. Todo el país ahora considera a la abuela como una maestra de la broma, ya que les ha engañado a todos, pero hay quién piensa que es una asesina, los debates televisivos empiezan a ser muy frecuentes en relación a este tema hasta que un día, la señora mayor decide quitarse la vida delante de las cámaras de la televisión porque se sentía culpable por haber matado a su nieta. Todo el país ve esta muerte y el presidente decide prohibir la televisión para siempre. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Gotas

Una vez conseguí el teléfono de una chica que me gustaba mucho, y descubrí que yo a ella también le gustaba. En fin, la cosa acabó mal, no le moló mucho que le hubiese robado el móvil. Pero en su lista de contactos encontré muchos teléfonos de chicas guapas que obviamente apunté antes de que la policía me lo confiscara, entre ellos el de la chica que yo estaba seguro de que acabaría compartiendo al menos veintitrés años de su vida conmigo. Tras una dura noche en el calabozo de comisaría, por fin conseguí bajar la erección. Cuando al día siguiente llegué a casa telefoneé a mi amor. No respondió, pero salía tan guapa en su foto de perfil que googleé su nombre y la encontré en Facebook. Allí encontré su dirección y fui directamente a su casa, sin coger las llaves. 
Por culpa de las prisas también salí sin el papel en el que había apuntado la dirección de su casa y tuve que escalar por los hierros de la ventana de mi fachada. Acabé en el tejado intentando andar sobre una superficie inclinada unos 50 grados, es decir, los mismos grados que el alcohol que solía tomar los fines de semana. Resbalé, al igual que yendo borracho los fines de semana, y caí hacia delante, rompiendo a mi paso una decena de tejas y yendo a parar a la superficie superior del techo de mi casa. 
Esta zona estaba llena de ratas, que me miraban asustadas. Salí con tranquilidad por la ventana de este extraño ático y descendí por unas escaleras portátiles que dio la casualidad que estaban puestas ahí. Al llegar abajo intenté recordar el motivo de haber vuelto a entrar, pero con tanto trajín lo había olvidado por completo. Entré por el patio a la cocina y allí, encima de la mesa, estaba la nota de la comida que había que comprar. Pensé que era eso a por lo que había entrado, y tras coger la nota, salí pitando, de nuevo sin las llaves. 
Pero decidí comprar primero y luego ya conseguir las llaves. Fui al supermercado y allí no había ni un alma, no entendía qué estaba pasando, estaban todas las tiendas cerradas. Ah, claro, recordé que era domingo y volví a casa con los bolsillos vacíos y dolor de pecho por culpa del trompazo que me había dado en el tejado. 
Tenía todavía que hacer algo, pero no me venía a la cabeza qué era. De camino a casa choqué con un niño que corría en el parque, gracias a Dios caí encima de él y no me lesioné una pierna. El niño lloró y me gritó, pero bueno, había sido su culpa. Sus padres no estaban en ningún lado así que me fui sin mirar atrás. 
Empezó a llover y mis manos ya no se adherían a los hierros de la ventana que antes me habían servido para escalar y entrar en casa. Deduje que por culpa del hueco en el tejado ahora habría una nueva gotera en la casa. Me senté y esperé. Esperé. La lluvia empeoró, yo estaba completamente mojado.
Y entonces, vi un coche pasar, con una chica que tenía una cara que me resultaba familiar. Era alguien que o bien conocía o quería conocer. Corrí hacia el paso de cebra para que tuviese que frenar, el coche dio un frenazo como bien predije y la fina capa de agua hizo que resbalase hasta golpearme ligeramente. 
Mi amor abrió la puerta gritándome "Inconsciente" y se acercó para preguntarme luego, tras haberse calmado, que qué tal estaba. Yo, casi desmayado, le pedí que me hiciese el boca a boca, lo cual le produjo una risa histérica que no llegué a comprender. Yo sentía que me moría y ella reía de una manera compulsiva. Entonces llamó a la ambulancia, y yo me levanté de golpe. 
- No llames, no llames, ya estoy mejor. 
- Necesitas atención médica, vuelve a sentarte. 
- Es que el suelo está mojado. - Le dije. 
- Bueno, no te quejes, yo también estoy mojada. - me respondió. Tras esa frase le envié una mirada picarona que seguramente nunca llegaría a entender y que respondió frunciendo el ceño. 
Y se hizo la magia, el cielo se ennegreció, las nubes se aunaron todas en una y un rayo cayó sobre su coche haciéndolo hojalata, nos lanzamos hacia la acera y quedamos juntos, mirándonos desde muy cerca las caras, vi como sus ojos verdes reflejaban mi cara, sucia y con expresión de asombro. 
Un segundo rayó cayó tras nuestras miradas, y al girarnos para ver el destino de éste, vimos que había caído justo en la puerta de mi casa y la había abierto. 
Corrimos juntos a resguardarnos dentro, mojados y asustados. Permanecimos un buen rato en silencio, escuchando la lluvia de fondo y oyendo ocasionalmente los rayos caer. Volví a mirar sus ojos entre trueno y trueno y un flash del cielo los iluminó justo cuando ella me devolvió la mirada, me acerqué tanto que rocé sus labios y ella respondió con una leve sonrisa a esta caricia. La besé, pero antes de cerrar los ojos nos empezaron a caer gotas del techo. Nos separamos momentáneamente y nos sonreímos mirando hacia arriba, era la gotera. Entonces el techo cedió y los ladrillos, los pilares, las tejas y las ratas cayeron sobre nosotros, terminando en un instante con nuestra historia de amor.


sábado, 15 de noviembre de 2014

El eco de una voz

Me atreví a aventurarme en su cerebro. Era la persona más interesante que jamás había conocido. Le gustaba leer, escribía y se preocupaba por la sociedad. 
Yo había averiguado todo esto gracias a nuestras conversaciones, me lo contaba todo. Yo no perdía detalle de sus palabras, cada oración tenía varios significados y yo intentaba entenderlos todos. Siempre me quedaba pendido de sus respiraciones y sus pausas, esperaba con ansias al próximo sonido de su boca, dependía de la música de su voz.
Me contó de dónde venía y a dónde quería ir, quién fue y quién quería ser. Me dio el cómo, y el porqué de su vida. Y de un día para otro se quedó sin nada que contarme. Fue entonces cuando intenté narrarle mi historia. Cuando empecé, sus ojos todavía estaban muy abiertos, pero con el paso de una semana todo cambió. Ella empezó a fingir su interés, sus ojos se cerraban lentamente con la evolución de mis historias. Le conté miles de anécdotas, a cada cual más entretenida, me esforcé por encima de mi capacidad. Ella acabó respondiendo siempre con evidente falsedad la misma palabra: interesante.
Ante su claro desánimo fui perdiendo motivación y mi voz entró en un decaimiento vertiginoso en el proceso de contar mis experiencias. Pronto desistí de la idea de continuar aburriéndola. Se lo hice saber y tras reconocer su falta de interés, me dijo: "Siento mucho que no me interese tu vida, puede que sea tu forma de contarla."
Aunque yo sabía que no era ese el motivo, no le quise explicar mis ideas. Le dije que no la quería volver a ver. Lo aceptó, a pesar de insistir en que ella sí quería seguir viéndome. Me susurraba invirtiendo el orden de los adjetivos, muy poéticamente, que quería seguir viendo mis verdes ojos. Pero yo sabía que no era así, que lo que ella quería era escuchar el eco de su voz y ver su reflejo con esperanza en mis pupilas.