lunes, 20 de octubre de 2014

La última romántica del siglo XXI

Era una chica espléndida, acariciaba su cuerpo la luz, como salida desde el sol con la única intención de tocarla. Resplandecía satisfacción tumbada en un blando y suave sofá, con una sonrisa pulcra lanzada a la nada más íntima. 
Lo virtuoso contrastaba con lo virtual de su belleza a través de las redes. 
Miraba directamente a una pantalla, tras la cual estaba el amor de su vida que le duró un par de meses. La pantalla más importante a la que jamás miraría y a la vez la pantalla que no dejó de mirar durante su breve pero intenso noviazgo en los frecuentes paseos otoñales-amorosos por parques llenos de hojas secas y árboles ancianos que nunca llegó a contemplar por andar con la cabeza gacha. 
Pensaba en todo aquello que él no dejaba ni un segundo de compartir con ella, en todo lo que a ella le gustaba de él y a él de ella. Sin quitarse ni un segundo de su mente su perfil
Estaba enamorada de una fotografía almacenada en 35 KB. 
Y aun así era ella. La imagen de la última romántica del siglo XXI la cual, ya no es más que una de esas personas que abundan en el mundo. 

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