Siempre supe que su belleza fue mi invención, que mi imaginación construyó un ser en la realidad al cual dejaría pronto de contemplar con adoración, aún así contemplé con adoración su belleza, casi olvidando lo que sabía para inventar un recuerdo en el que siendo feliz, no era consciente de mi desdicha.
martes, 21 de octubre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
La última romántica del siglo XXI
Era una chica espléndida, acariciaba su cuerpo la luz, como salida desde el sol con la única intención de tocarla. Resplandecía satisfacción tumbada en un blando y suave sofá, con una sonrisa pulcra lanzada a la nada más íntima.
Lo virtuoso contrastaba con lo virtual de su belleza a través de las redes.
Miraba directamente a una pantalla, tras la cual estaba el amor de su vida que le duró un par de meses. La pantalla más importante a la que jamás miraría y a la vez la pantalla que no dejó de mirar durante su breve pero intenso noviazgo en los frecuentes paseos otoñales-amorosos por parques llenos de hojas secas y árboles ancianos que nunca llegó a contemplar por andar con la cabeza gacha.
Pensaba en todo aquello que él no dejaba ni un segundo de compartir con ella, en todo lo que a ella le gustaba de él y a él de ella. Sin quitarse ni un segundo de su mente su perfil.
Estaba enamorada de una fotografía almacenada en 35 KB.
Y aun así era ella. La imagen de la última romántica del siglo XXI la cual, ya no es más que una de esas personas que abundan en el mundo.
martes, 14 de octubre de 2014
Una mirada
Me abalancé como la oscuridad, nublando sus sentidos.
Cada uno de los poros que rocé envió a su cerebro una placentera señal aferente.
Y yo lo percibí al ver como asomaban sus dientes entre sus carnosos labios, y su tímida mirada analizaba con pasión mis ojos.
Pero su mirada se tornó tímida, esquiva, y yo me dejé esquivar.
viernes, 3 de octubre de 2014
Sólo estamos solos dentro.
Busco en cada cerveza la sensación que tuve aquel día, busco sentir la libertad de mi infancia en cada fibra de mi camisa de adulto.
Y es normal que no la encuentre, si vivo preso de mis errores, bajo los botones de una camisa que me encierra en mis fallos.
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