Miro como gira la aguja formando una espiral, me encierra el círculo. Subo en vertical.
Me adentro en el reloj, en una cárcel ascendente-temporal, lejos del tiempo sideral.
Pasan los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años.
Y sigo igual, mirando como giran los planetas, sentado, acuchillado por el tiempo mortal.
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