martes, 12 de noviembre de 2013

Peor que final.

Perdió la magia, la vida se le hizo larga. 
Necesitaba un final, triste o feliz, pero emotivo. 
Pero nunca llegó, lo que llegó fue el frío. 
Cristalizó sus sentimientos, fue un metrónomo. 
Esperó a que le cambiaran el ritmo. 
Pero él no hizo nada por cambiarlo. 
Y nada cambió, se sumergió en un invierno eterno.

Y la sonrisa se fue de su boca. 
El placer, de su mente. 
El amor, de su pecho. 
La pasión, de su estómago. 
Y el verde, de sus ojos. 

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