viernes, 11 de marzo de 2016

Histeria histórica.

La camisa de la histeria me arrebató la memoria, ya casi no podía hablar, con la garganta llena de historias. Sólo contar que bebí para olvidar y que no me olvidé de eso. Solo decir, que el alcohol me hizo sufrir y ser un mártir. Que fui un pájaro encerrado en la creencia del dolor como inspirador de versos largos que nunca cierran su telón. Pero ahora sé, que el horror es espantoso y que el poeta escribe mejor fuera del pozo. Ahora sé ponerle fin a la histeria, soltarme el cuello y contarte mil historias de memoria. 





jueves, 10 de marzo de 2016

Hablemos de hablar.

Hablemos, hablemos de la lengua que se habla. Y hablémoslo por escrito. Hagámoslo sencillo, digamos que los idiomas existen, digamos que existen diferencias generales en el habla de un ser nacido en Inglaterra y otro ser nacido en España. Aceptemos pues, que es muy difícil que estos dos se entiendan hablando cada uno en su idioma. 

Ahora podríamos pasar por los dialectos, los geolectos, los acentos, los ecolectos y demás, podríamos generar grupos más específicos de hablantes con rasgos del habla en común, pero ¿para qué? ¿Para qué formar más grupos si existen los idiolectos? ¿Para qué hablar de grupos de habla si cada uno habla como le da la gana? ¿Para qué clasificarnos si nos entendemos? ¿Para qué convertirnos en un archivo dentro de una carpeta con temática dialecto que a su vez se incorpora dentro de otra en la que queda apuntado nuestro idioma? ¿Quién coño es ese que tan inseguro se siente ante la diversidad y lo impredecible de la lengua humana? 

Sin duda un gilipollas, un cateto, un subnormal. Alguien para quien sólo somos cifras, en definitiva, un sociólogo. Hagamos esto sencillo, digamos que existen prejuicios. Digamos que para los de Albacete los murcianos son unos maleducados, que para los Alicantinos los de Marid son unos pijos, que para los gallegos los andaluces son unos salaos y que todos los estos llegan/llegamos a estas conclusiones con tan solo escuchar el habla del otro. Aceptemos nuestros prejuicios y luchemos contra ellos, que no es tan difícil joder. 

Dejemos de fantasear con un español perfecto que sirve para comunicarnos entre todos y que sinceramente no existe, dejemos de soñar con un concepto político que sube de escalón al hablante que usa la gramática prescrita por la RAE y hunde al contrincante que no acaba el verbo en -ado sino en -ao. Que nos entendemos copón. Rompamos los esquemas y hagamos que palabras como bien-hablado o mal-hablado pierdan el sentido, rompamos las fronteras inventadas que se han ido creando a lo largo de los años por culpa del clasismo, digamos NO a la represión del lenguaje. 

Inventemos nuevas palabras, necesitamos más poetas para que no hayan reglas, que el lenguaje evolucione como los hablantes quieran y no como nos diga una institución erróneamente auto-declarada como lingüística. Quitémonos todos el auto-corrector del móvil. Digamos guasap y feisbuk sin tener que sentir la inseguridad inculcada, el miedo al error, el terror que nos han impuesto y que sentimos al crear una palabra nueva. Seamos como los niños, digamos conducí y andé, que les follen a las normas gramaticales, que les follen a los que dicen que el valenciano es un derivado de una lengua, que les den por saco a todos los que utilizan tu forma de hablar para tratarte diferente. 

¡Que no!¡Qué no existen las lenguas mejores que otras!¡ni acentos, ni argots, ni dialectos! ¡Que todo eso se lo han inventado los mismos idiotas que crearon la gramática que con sus reglas rige todo lo que decimos. Hablad como os de la puta gana, y que les den a la sintaxis y a la gramática, que lo que importa es que nos entendamos y no que nos ciñamos a unas reglas impuestas. 

¡Vete a la mierda Real Academia! ¡Sé libre querido idioma español!