jueves, 11 de diciembre de 2014

Lo sombrío ¿Qué es?

   El concepto de sombrío, definido por Sigmund Freud en el 1919, es algo complejo pero que seguro entenderéis mediante un par de ejemplos y os servirá para clasificar sensaciones que no sabéis como denominar.

   Si partimos de la palabra en sí, acabamos pensando en algo con sombras, oscuro, quizá deduzcamos incluso que es algo desconocido. Cabe clarificar antes de seguir con la explicación que es un término que define un tipo de miedo característico de la psique del ser humano. Yendo al grano sería, el miedo a un elemento básico de nuestra personalidad que nos pone en peligro como personas pero que no somos capaces de controlar. 

 El ejemplo más común en los primeros ensayos literarios es la homosexualidad. Este rasgo definitorio de la sexualidad personal puede ser un elemento que temamos si se da el caso. El miedo a aceptar esa realidad puede ser definido como "Lo sombrío", puede que se rechace por miedo a la respuesta de la sociedad pero también puede que se tema por miedo a rechazarse a uno mismo.

  Pero la homosexualidad no es el único temor familiar, así que por si no ha quedado claro daré ahora un ejemplo de cómo descubrí yo ese elemento sombrío de mi personalidad. Ese miedo a mí mismo que desde entonces me corroe y me impide ser la misma persona que fui antes de aquella experiencia que, a continuación, os transmito:

   "Era verano, una tarde más en un cúmulo de números representados en un calendario de esos que regalan en los restaurantes chinos. El sol apretaba y parecía que traspasara las persianas cerradas e incluso las paredes. Me duché porque ya no soportaba más estar sudando en el sofá, delante del ventilador, un ventilador que lanzaba bocanadas de aire caliente que al menos suponían un ligero movimiento del aire.

   Ese día tenía una comida familiar en una urbanización con piscina, iría a estar junto con toda mi familia, disfrutaría de la presencia de mis seres más queridos en un entorno cálido y cómodo, o al menos, así pensaba que iba a suceder.

   Llegué, la amabilidad y la cercanía familiar me trasladaron a un universo paralelo de cariño en el que se puede vivir eternamente sin pasar frío. Terminé de comer y me aparté de la mesa principal para juguetear con mis sobrinos y disfrutar de su feliz inocencia. Pronto todos terminamos de comer y decidimos disfrutar durante unas horas del sol, la brisa y la piscina. Con las toallas en los hombros y las chanclas en los pies fuimos toda la tropa en varios viajes de ascensor, los más jóvenes, aventureros y deportivos por las escaleras.

   Una vez abajo empezamos a jugar en el césped, la brisa empezó a refrescar, el primer contacto con el agua fue escalofriante, la humedad me caló los huesos e hizo temblar, salí precipitándome por el borde del cubículo. El sol me calmó rápidamente. El segundo contacto fue el definitivo, me acostumbré a la baja temperatura y logré soportar con dificultades el frío, me costaba soportarlo, fue entonces cuando lo sombrío se apoderó de mí.

   De repente me vi sumergido en el agua, con mi hermano empujándome hacia abajo, evidentemente jugando, sin ninguna intención de hacerme daño, con el único objetivo de molestar, ya que eso es una parte más del juego entre hermanos.

   Pero un chip, algo que yo no controlaba se apoderó de mí, dejé de ser yo, dejé de ser el humano al que todos llaman Dani, dejé de considerar los valores morales y éticos. Diez segundos bajo el agua incapacitado para respirar me sirvieron para pasar de ser un ser humano a ser un animal con el instinto de supervivencia activado. El cerebro me seguía funcionando y yo era consciente de todo, pero no era yo quién luchaba por vivir, era la parte sombría de mi ser.

   Bajo tres centímetros del agua, el aire no llega, así que di una bocanada de agua, la vista se me nubló y me perdí. Agarré con las uñas, no con las manos sino con las uñas toda aquella carne que encontré, parte del estómago de mi hermano y de uno de sus brazos, las clave no con la intención de infringir daño, sino con la intención de arrancar carne. Busqué el centro del pecho con las manos y lancé mi puño directamente. Logré zafarme de su fría jugarreta y respirar unos gramos de aire, me agarré del bordillo y respiré, justo después le empujé hacia el fondo y salí reptando de la piscina, como huyendo de un posible depredador.

   Ese posible depredador al que habría matado en segundos era mi hermano. Toda mi familia me preguntó qué me pasaba, que si estaba bien y si necesitaba algo. Yo me senté serio sin hablar a nadie, respirando aceleradamente y mirando al suelo. Pensaron que tenía miedo de mi hermano, que por eso había salido de la piscina, que tenía miedo a que me ahogara. Pero mi hermano sangraba y tenía un moratón en la cara que yo no recordaba haberle hecho.

   El miedo no era hacia él, yo me temía a mí mismo. Temía mi posible reacción, temía mi yo interno, temía a esa parte de mi subconsciente que me convertía en una bestia con una crueldad y un egocentrismo abominables, monstruosos.

   Desde entonces no dejo de temerme, porque sé que esa parte desconocida no sólo me caracteriza a mí, nos caracteriza a todos, y puede asomar en cualquier momento. Porque con su oscuridad, provoca una sombra en mi interior creadora de una sensación de frialdad que anula mi inocencia y mi fe en el ser humano."

miércoles, 10 de diciembre de 2014

¿Cómo recomendar una canción?

   Creo que tenía unos catorce años la primera vez que vi en Tuenti que alguien había compartido el enlace de una canción en el espacio personal de su perfil, mis ojos se abrieron y mis cejas se levantaron, le cliqué y me llevó directamente a Youtube, lugar en el cual la lírica traducida de una canción de Eminem me dejó todavía más sorprendido, un nuevo mundo lleno de posibilidades se había abierto ante mí. 
   Años de evolución han derivado en la práctica masiva de este ejercicio. Los vídeos ahora se acumulan como la grasa en el obeso muro de Facebook, la gente busca la letra de las canciones en páginas como "AZlyrics", hace ctrl + C, ctrl + V en su estado, añade el enlace y presiona el botón de Publicar
   Yo mismo hago esto de vez en cuando. Adoro hacerlo, brindar a los demás la posibilidad de disfrutar de mi exquisito gusto musical es algo que me llena el alma, pero mi manera de recomendar música es directa. Hay quien te lo deja caer, quien hace como ya he dicho, pone el videoclip y la letra ¿El título de la canción para qué? si ya lo pone en el enlace a Youtube. 
   Y bien, yo veo esto en Facebook y me pregunto ¿qué es lo que esta canción me ofrece? Si la has compartido me imagino que te habrá gustado por algunas razones, o quizá sin ninguna razón. En cualquiera de los casos puedes decir, "m dja sin palbras" o "k cancion + xula!" incluso admito un "ttTemAahzo!!!" pero que me escriban toda la puta letra y me dejen con el enlace al Youtube hace que tenga que decidir entre lanzarme a la piscina, a un mar, ¡no! a un puto océano de vídeos musicales entre los cuales hay poco que me puedan convencer, o directamente pasar hasta el culo de lo que comparten. 
   Para concluir y a modo de ejemplificación:
UN CUALQUIERA: ¿Entonces cómo recomiendo una canción Dani?
YO: ¡Diciendo lo que te parece!, dando tu ¡PUTA OPINIÓN!, que SÍ me importa, CLARO QUE ME IMPORTA, ¡COJONES!
   Sois mi único filtro, no seáis tan ambiguos, que no sois un libro vanguardista.

¡Ah!, y casi se me olvidaba, antes de irme:


Same song, again and again
You wrong me twice and I keep coming back
Same song, again and again
You wrong me twice and I keep coming back

Tell me what the matter is, little man
I've got a pretty face and I wear a nice dress
Tell me what the matter is, little man
I've got a pretty face and I wear a nice dress

Why can't I keep you?
Keep you
Why can't I keep you?
Keep you

Every minute that I spend on you
I give you honey and I give you truth
All the other women they get treat so rude
Cry, cry, cause you make them blue
Running over town like you got no nerve
Sleeping in the shanty of a brand new girl
Call me after Nancy, but before Rachel
Why can't I keep you for myself?

Why can't I keep you?
Keep you

Same song, again and again
You wrong me twice and I keep coming back
Why can't I keep you?


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Hipócritas.

Mientras que algunas personas defienden sus opiniones a capa y espada sin dejarse llevar por tendencias, otras se ven arrastradas por sus instintos básicos y pierden su personalidad a cambio de la mera supervivencia de sus funciones o roles en la sociedad.
Por ejemplo:
1) Hay quién prefiere a las mujeres depiladas y siente repugnancia hacia las que se dejan crecer el pelo en las axilas.
2) Quién prefiere que las mujeres sean educadoras y mientras, ostentar el poder en las relaciones íntimas y en la política.
3) Quién prefiere que una mujer sea insegura y frágil porque en ello es donde encuentran la belleza.
Y que aun así, se considera feminista. Este tipo de hipocresía se da lugar por culpa de lo que ya he mencionado, el instinto básico de supervivencia.
En un ser que necesita sexo pero que a la vez entiende que al tratar a una mujer como inferior no lo va a conseguir, este instinto le guía a contradecir sus creencias y a convertirse en un fariseo. Esa capa que recubre la naturaleza humana, que nos hace civilizados y hace que dejemos de ser meros animales desaparece cuando vislumbramos la hipocresía, y es muy penoso ver como hay quién persiste en aparentar humanidad, cuando es evidente para el resto que no es más que un humano de pega.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Conversaciones cristianas.

- Dios, no me lo puedo creer. - dijo ella, asombrada
- Sí hija, como lo oyes. - respondió Dios
- Me parece muy fuerte.
- Lo sé, pero si fuese al gimnasio lo sería más.
- No digas "chorradas".
- En ningún momento he dicho esa palabra.
- Dios, que piedra.
- ¿Dónde? (Dios agacha la cabeza)
- Mira, déjalo, ya no me hacen gracia tus bromas.
- ¿Me dejas...
- Sí
- correrme en tu boca?
- Te he dicho que tus chistes ya no tienen gracia.
- ¿Y entonces por qué yo sí me río?
- Porque eres tonto.
- Antes decías que era Dios, ¿ahora soy tonto?
- En serio, vete a la mierda.
(Él se acerca a ella)
- ¿Me estás vacilando?
- No, intentaba acercarme para seducirte.
- ¡Me das asco!
- ¿asco...
- Sí.
- mido polla?
- Eres subnormal.
- No seas racista por favor.
- ¿Qué tendrá que ver?
- El tema de los ciegos no lo toques, que mi padre sufre de diabetes.
- Me voy.
- ¿tan pronto? Pero si ni te he llegado a tocar.
- Adiós.
- ¿A mi qué? termina la frase.
- No.