viernes, 9 de junio de 2023

Mariano Cuatropuentes

 Esta noche he tenido un sueño muy raro y nada más despertarme me he escrito cuatro whatsapps a mi mismo para que no se me olvidara nada, han sido los siguientes: 

  1. Sueño raro en el que un hombre se interna en un centeo de salud vanguardista en el que curan a las personas induciéndoles a un coma en el que pueden soñar su existencia y si no cometen los mismos errores del pasado en sus sueños, sus cuerpos cambian en la realidad
  2. Al final el centro pierde la financiación y muchas de esas personas que estaban en coma todavía se quedan sin apoyo médico
  3. Y el hombre que se había internado era un videógrafo que quería documentarlo todo
  4. Y que contaba la historia como si él no hubiera llegado a entrar en el coma, pero al final se daba cuenta de que lo que él estaba viendo podría see bien una pesadilla, y de que ya no podía estar seguro de si estaba dentro de un sueño o en la realidad.
Y esta sería la Adaptación que he hecho esta tarde, para darle un poco más de forma, no sería más que una introducción a la idea: 

Mariano Cuatropuentes es licenciado en periodismo y tiene un canal de Youtube dedicado a la investigación de negocios encubiertos. En su último capítulo publicado ha ido a una pedanía llamada Orito, en la que se rumorea que hay algo oculto en los jardines traseros a la iglesia, regentada en teoría por falsos curas que en realidad son otra cosa, pero curas no. 

En este video, Mariano muestra como tras unos meses de haberse ido infiltrando poco a poco, haciéndose pasar por monaguillo, ha logrado conseguir una llave que le da acceso a un sótano. Lo último que ha publicado ha sido un Story en el que abre una puerta de acero (aparentemente la del sótano) y se encuentra con unas 3 camillas en un cuarto diáfano con personas atadas a ellas y máquinas con la forma de platillos colgantes que radian luz azul sobre los cuerpos inmóviles. El video acaba con un giro brusco de cámara y un fundido súbito a negro. En los hilos de Reddit que yo sigo, la mayoría de la gente teoriza sobre un posible Fake, dicen que es todo un montaje y dan datos que demuestran que Mariano en realidad sigue viviendo en su pueblo natal, Monovar. Pero yo no me creo nada. 
 
Han pasado unos meses y ya nadie habla de Mariano Cuatropuentes, así que he decidido ir a investigar su paradero. Cuando he llegado a Orito me he encontrado con una iglesia derruida, y rodeada por vallas y cintas de seguridad. He esperado a que anochezca ya que habían señoras mayores paseando por el parque que hay justo enfrente. Ya es de noche y voy a entrar, he avisado a un amigo por Whatsapp para que venga a buscarme si tardo mucho en salir. Tengo algo de sueño, pero el miedo que tengo me da la adrenalina que justa para descubrir qué es lo que ha pasado en el convento de Orito.  

sábado, 21 de enero de 2023

Niños que quieren ser adultos

No me acuerdo de cómo se llamaba, era un alumno de los malos, de esos de los que nunca te olvidas de su nombre, pero del suyo me tuve que olvidar porque era un tormento recordarlo. Fue uno de esos niños que quieren ser adultos pero les sale el tiro por la culata y parecen más niños todavía. Podría caer en el típico tópico de culpar a su entorno, pero no lo voy a hacer porque ya no es mi alumno y ahora ya no sirve de nada. 
Sinceramente, espero que le vaya bien, pero también lo dudo mucho. Tenía muchas amistades aunque nadie le quería cerca en realidad, todos se reían con él, aunque la verdad es que se reían con un poco de miedo. Intentaba seducir a las niñas del instituto mediante técnicas muy tristes como ridiculizar a sus amigos delante de ellas para paleolíticamente demostrar su superioridad como "macho". Más triste todavía eran las alumnas que accedían a esa especie de chantaje ñandertal. 
No tengo mucho más que decir sobre este alumno, ya no está en mi mundo. Solo me llama la atención que siendo su profesor me daba rabia tenerlo en clase, incluso angustia alguna que otra vez. Pero ahora que ya ha pasado el tiempo, solo me da pena. 

jueves, 9 de julio de 2020

mis ganas de tener ganas

A veces me hundo, en un abismo tan profundo que siento que me olvido de quién soy y de lo que quiero. Llego a estar convencido de que no quiero nada, de que no hay nada que querer, de que como solo soy huesos y carnes, solo soy eso, un algo, y cómo va un algo a querer algo. Igual no es la mejor manera de definir el cómo me siento, en mi cabeza suena lógico pero me da que no lo es tanto cuando vuelvo atrás en lo que he escrito. Y en estos momentos me acuerdo del rap, que para mi lo era todo, y miro atrás y no recuerdo el puñetero jodido día en que dejé de escucharlo, no recuerdo por qué dejé de hacerlo. Quería ser rapero, hoy en día lo pienso y me río: escribía poesías, pintaba grafiti en folios A4, en libretas, en mi brazo izquiero y los brazos de los demás, y cuando tocaba patio me iba con dos amigos a bailar break dance, valga la redundancia (por eso de que he dicho bailar dance). Ya no me llama la atención casi nada del rap que escuchaba hace años, el otro día lo intenté escuchar pero no tardé en quitarlo, pensé que era música demasiado densa. Pregunta vital número dos ¿En qué puto momento me he convertido en un puto superficial? No lo entiendo, a mi siempre me ha llamado la atención la profundidad de algunas letras, y ahora me parecen densas, mi cerebro se aleja del pensamiento pausado y analítico, y no entiendo el porqué. Supongo que estoy cansado, que llego sin energía al fin de semana, que necesito moverme, mudarme, gente nueva, libros más profundos, menos videojuegos, menos tele, menos series, más movimiento, más pensamiento activo del de verdad. 

miércoles, 25 de marzo de 2020

Cuando tú no estés

¿Qué será de mi cuando no estés tú?
Qué será de este hogar, enraizado en tus pelos
¿Saldré a pasear? con una cuerda, queriendo verte al otro extremo.
Temblaré, cuando llegue la tormenta,
recordando tu miedo, y el miedo que sentí a que te fueras.
Lloraré, cuando escuche un vacío tras el timbre en lugar de tus ladridos.
No entenderé, por qué duraste menos que yo,
si naciste más tarde y fuiste más puro, mejor.
Me ahogaré, viendo tus mantas vacías y tus cuencos por terminar.
Tendré que sobrevivir, por tu culpa y gracias a ti, copiaré tu nobleza, seré un ser fiel.
Vivirás en mi, con mis acciones, y no, jamás te olvidaré.

lunes, 2 de marzo de 2020

El solucionario

Había estudiado mucho, o eso me dijo. Las tenía todas consigo. Salió de casa pronto, Con la mochila a cuestas cruzó varias calles hasta llegar a la puerta del instituto. Allí saludó a sus amigos y amigas, les preguntó que qué tal el fin de semana y ellos le respondieron lo de siempre. Cortó rápido las conversaciones, no quería tener ninguna distracción innecesaria, se sentó al fondo de la clase y el momento del examen llegó.
Diez preguntas, a un punto cada una. Cada pregunta desglosada en secciones, cada sección otorgándole un pequeño porcentaje de ese gran total de diez punto al que no pretendía alcanzar jamás. Puso su nombre y la fecha primero de todo y seguidamente empezó a leer el primer ejercicio. No entendió nada pero en lugar de volver a leerlo alzó la voz y luego la mano.
Yo, el profesor, le dije que se centrara en el examen y que volviera a leer la pregunta, que no era tan difícil. Rápidamente volvió a la primera pregunta, la volvió a leer pero seguía sin entender nada, empezó a desesperarse ya que ahora ya no podía volver a levantar la mano, dos veces seguidas serían demasiadas veces seguidas y sus compañeros tampoco levantaban la mano. Fue entonces cuando miró al frente y no vio nada especial, pero su mente generó una distracción tan fuerte que cuando volvió en sí, habían pasado ya diez minutos. Al salir de este trance se acordó de que solían pasarle este tipo de cosas cuando sentía que no podía conseguir algo, eso le recordó las broncas de su madre. Las broncas de su madre la llevaron a pensar sobre su perro, y al pensar en lo guapo que era sonrió y miró para un lado.
Ahí estaba Antonio, mirándola y sonriéndole de vuelta. A ella no le hacía especial ilusión Antonio, pero sabía que a él si que le gustaba ella, y le apetecía sentirse querida, así que le mantuvo la mirada un par de segundos más y volvió al examen. Habían pasado ya veinte minutos y seguía en el ejercicio uno.
Entonces me llamaron al teléfono y antes de salir les recordé a los alumnos que ni se les ocurriera copiarse. Era Amazon, querían dejarme un paquete pero yo evidentemente no estaba en casa, así que les dije que me pasaría por Correos en volver a mi casa.
Volví a entrar en el aula y vi que me había dejado el solucionario sobre la mesa del profesor, así que fui y lo cogí, pero antes de guardarlo vi que levantaba la mano y fui. Sin querer me dejé el papel en su mesa y ella empezó a copiar, cuando me di cuenta ya era demasiado tarde. Volví a su mesa, cogí el papel, y me lo llevé a mi cartera.
Ella siguió mirando el examen, ahora mucho más concentrada y sonriente, ya no volvió a mirar a Antonio en los treinta minutos restantes de clase. Al acabar le pregunté que qué tal el examen y me dijo que le había salido muy bien. Se fue sonriendo y yo me sentí bien por ella, a pesar de que el solucionario que había dejado en su mesa sin querer era de otro examen.

miércoles, 19 de febrero de 2020

La luz de tu boca

Madrugo. Bajo las escaleras del bloque de pisos en la oscuridad, con el pobre de mi perro tropezando, y llego al rellano sintiendo sus nerviosos coletazos en los gemelos. A las seis de la mañana las calles están todas encendidas y el cielo apagado. Camino dirección al parque.
La humedad del rocío hace más visible la luz naranja que se precipita desde las farolas. Me ajusto la capucha y la bufanda para frenar unas leves brisas que mueven las hojas del suelo. Mi perro huele cada bordillo que parece húmedo de más. Cada vez que nos paramos miro a mi alrededor y veo casas con ventanas apagadas. Veo una sociedad que duerme mientras yo, despierto, comienzo el día. Me da por pensar que nos quedamos solos cuando queremos ir por delante, pero antes de acabar mi reflexión aparece un perro suelto y empieza a oler al mio. 
A lo lejos veo a su dueña, de brazos cruzados y con una leve sonrisa. No llama a su perro con su voz, no oigo su voz y esto es algo que me desconcierta mucho. Yo aviso de que mi perro está mayor y suele enfadarse con otros perros, ella hace un gesto indicando que no pasa nada. Lleva un abrigo más nórdico que el mio, con plumas que le tapan gran parte de la cara, somos las dos únicas almas en todo el parque. Ella fuma, pero en la distancia yo solo llego a distinguir una luz que se desplaza en una línea diagonal de su boca a su cintura. Su perro vuelve con ella a toda prisa. Yo sigo andando y mirándola disimuladamente, no logro adivinar su cara. La pierdo de vista pero sigo pensando en ella. En la imagen que me ha dejado grabada en la retina, en la luz del cigarro. 
Me he enamorado, pero no de la chica, ni siquiera he visto su cara. Me he enamorado de la imagen y de su simbología. Pienso en los elementos que contiene y se me eriza el pelo. Árboles, luces naranjas, rocío, humedad, oscuridad, luz, hojas secas, una sonrisa difuminada, abrigos, tierra mojada, un perro y el sonido de sus patitas, el ruido de la brisa. Llegando a mi casa, víctima del sueño y mi imaginación, le escribo un poema mental a la luz de su boca, una tontería sin sentido que me deja recapacitando sobre el amor platónico, sobre volver a salir a las seis de la mañana para encontrármela. Entonces, de golpe, vuelvo a la realidad: no me gustan las chicas que fuman, huelen mal; no he desayunado, tengo que corregir exámenes, ponerle el pienso a mi perro, e ir a trabajar. 

Una semana más tarde me despierto sin querer a las cinco y doy vueltas por mi piso hasta que me acuerdo de la chica. Me hago el café y llego a las seis al parque. Allí la veo de lejos, sonriéndo, acompañada de su perro y con un cigarro en la boca. Esta vez siento algo distinto, ya no es amor, es otra cosa. Ahora quisiera no saber más de ella, cerrarle la capucha. Vuelvo rápidamente a casa para escribir algo antes de que me tenga que ir a trabajar y se me olvide para siempre. Lo titulo "La luz de tu boca".

En la madrugada, a las cinco,
Una luz nace en el parque
Viene de las raíces de los árboles
se abre paso entre la tierra naranja y mojada,
resplandece en el centro de la oscuridad.
Brilla sola porque las hojas la ven
Equilibra la balanza de la noche
Lucha contra la ira, la rabia, la tristeza...
Es fruto y consecuencia de todo mal que acecha
         Y un perrito vagabundo,
                                                solo y con el alma pura se le acerca.

Pero a las seis se encienden las farolas
y esa luz se tiene que marchar,
empieza a difuminarse,
porque las personas empiezan a quererse, a abrazarse.

Y si a las seis te acercas al parque
verás una chica que sonríe con su perro,
y justo antes de que desaparezca
                      el perrito da un salto
                                             y se cuela
                                                     por la luz de su boca.

Me la leo sentado en el coche, en el Parking del trabajo. Me la vuelvo a leer otra vez y me imagino que es de verdad, pero sé que no lo es. Bloqueo el móvil y me enfado un poquito, no demasiado. Salgo del coche y vuelvo a trabajar, soñando despierto con una luz que es mentira. Me he olvidado por completo de la chica, ahora solo existe una luz misteriosa en el parque.









miércoles, 21 de agosto de 2019

La alarma

Hace tiempo que no escribo nada, ni siquiera mi nombre. Llevo más o menos un año sin coger ni un lápiz ni un bolígrafo, cuando más cerca he estado de romper mi récord ha sido cuando he tenido que firmar en el aparatito electrónico que lleva el cartero de Amazon. Creo que el hecho de no escribir nada fuera del ecosistema digital me está afectando, aunque todavía no sé cómo. Puede incluso que acabe olvidando la escritura manual, aunque lo dudo. De todas formas, no sería un grave problema, porque hoy en día estamos rodeados de tecnología por todos lados. La historia que quería contar en estos párrafos que suceden a la introducción trata sobre un chaval de unos dieciocho años, que en el 2050 pierde el móvil y se tiene que enfrentar al mundo real. Al final no va de eso, pero bueno, al menos he 'escrito' algo.

... 

Suena la alarma, ayer me la puse para despertarme a las siete, para aprovechar el día, pero estoy molido, he dormido fatal. Lo primero que hago después de haber pospuesto el despertador unas tres o cuatro veces es coger el móvil, me siento al borde de la cama y compruebo los mensajes. Tengo 20 correos, todo publicidad, como siempre, los elimino. Vaya, una recomendación de Youtube, voy al aseo a hacer mis cosas y como tampoco tengo nada más que hacer en ese rato, me veo el vídeo. Es bastante denso, así que lo quito, he dormido mal, no me apetece pensar, pero sigo estando en el baño así que aprovecho para ver unos cuantos shorts que aparecen en "relacionados". Entro en un canal de un Youtube, veo que dura media hora y pienso que lo puedo empezar ahora y seguir en otro momento. Al parecer pierdo la razón de ser y lo veo entero, menos mal que estoy de vacaciones y no tengo nada que hacer. Salgo del baño. Desayuno mientras veo otro video vídeo, ya casi son las doce, dejo la taza de la leche y la cuchara en la mesa, ya recogeré todo eso más tarde.

Voy al ordenador y me enchufo. Mis amigos ya llevan horas conectados, de verdad que tienen un problema con la tecnología, hace meses que no nos vemos en persona, pero es que con esto de la pandemia y la realidad virtual da pereza salir de casa, aun así, algún día me gustaría tomarme algo con ellos. Dejo el móvil a un lado del ordenador, cambio de pantalla. Me pongo los auriculares con micrófono, mis amigos hablan poco, pero sé que están ahí porque sale un círculo verde que les identifica como conectados. Dicen de echar una partida y acepto. Es un juego competitivo en equipos y nos han ganado unas tres veces seguidas. Mi amigo Alberto se enfada muchísimo y se enfada con todos. Acto seguido se disculpa y seguimos jugando pero volvemos a perder. Alberto dice que se tiene que ir porque le han llamado, ahora aparece desconectado, sospechamos que se ha puesto a jugar con otro grupo. Es una lástima que haga esto, ya que le conocemos desde el colegio y se supone que jugamos para divertirnos, pero bueno, peores cosas se habrán visto. De todos modos hace unos meses ya que no le veo en persona, no sé si en realidad seguimos siendo amigos, tampoco es que me pregunte qué tal estoy ni nada de eso. Los que quedamos en este chat estamos todos de acuerdo en que tendrá sus razones para irse, supongo que debido a que ninguno de nosotros le exige ni le ofrece nada relevante a la mistad, vemos esta conducta como algo comprensible y pasamos del tema.

Actualmente no tengo novia, pero estoy enamorado de mi vecina, la sigo en Instagram, y le doy "Me Gusta" a todas sus publicaciones de Facebook. Yo creo que se debe de imaginar que me gusta, pero como tiene novio y parece enamorada no me dice nada. Les cuento la historia a mis amigos y me dicen que me deje de líos y que me descargue Tinder, no me ayudan. Estoy bastante rayado, no paro de fantasear con mi vecina @Martiika. Me despido de mis amigos y cojo el móvil para mirar las notificaciones del "Face" mientras ando hacia el salón para enchufar Netflix. Estoy enganchadísimo a una nueva serie aclamadísima por la crítica y es que con ese reparto como para no verla. Además, así ya tengo algo de lo que hablar con mis colegas, ellos ya la han visto. Ya me imagino la conversación que vamos a tener cuando me la acabe: 
- Ya me he visto la serie, qué guapa. 
- Ya ves tio, está guapísima. ¿Echamos una partida más?
En fin, llevo dos capítulos y me siento con hambre, pero aguanto uno más porque la comida es solo calentarla y ya está. Entre el tercer y el cuarto capítulo me como el tupper que me dio mi madre hace unos cuatro días y lo dejo en la mesa del salón, ya lo recogeré más tarde. Sigo viendo la serie y paso a la siguiente temporada. Es la una. Me duele la espalda. Pauso y me voy a mear sentado al aseo con el móvil, para no aburrirme. Vuelvo a la tele y voy cambiando de postura, a cada cual más incómoda, se me han hecho ya las dos.

Decido ir a ver si están mis amigos en línea y echarme otra partida. Están pero se van ya a dormir así que cojo la tablet y me voy a mi habitación a seguir un rato con la serie. La espalda me está matando, pero es que está muy entretenida la serie y no quiero que acabe porque tampoco tengo nada más que hacer. Me acabo la segunda temporada y siento un gran vacío, dejo la tablet en la mesita e intento dormir. No puedo dormirme, claro, si es que no he hecho nada en todo el día, es normal. Empiezo a sentirme culpable. Pero yo no tengo la culpa, solo me he adaptado a esta sociedad, todos hacen lo mismo que yo. Me digo estas palabras de ánimo pero en realidad ni yo me las creo, el sentimiento de culpabilidad sigue a flote por dentro. Al final me convenzo de que la culpa es mia y de que puedo arreglar mi vida con fuerza de voluntad, todo es empezar. Me juro que me voy a poner una alarma a las 7 para aprovechar el día. Mañana en despertarme lo voy a planear todo, ahora no estoy para hacer planes porque estoy destrozado y son ya las tres.